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Caminemos juntos como discípulos y misioneros
Audiencia general 26 de noviembre 2014.

Francisco: La Iglesia camina hacia el Reino de los cielos

En la audiencia del 26 de noviembre del 2014, en un ambiente bastante húmedo, el Papa Francisco recibió a miles de peregrinos a la Plaza de San Pedro, el cielo fue el tema de la catequesis que manejó el Papa, el cual dijo que todos nos encontraremos ahí algún día, y mencionó que existe una comunión entre los cristianos vivos y aquellos que han fallecido; el vehículo es la oración.

“En este camino, es hermoso percibir la comunión entre la Iglesia del cielo, que nos sostiene con su intercesión, y nosotros, que en la Eucaristía estamos invitados a ofrecer oraciones por las almas que se encuentran a la espera de la felicidad eterna”.

También el Papa mencionó que la Iglesia peregrina hacia el Reino, como lo afirma el Concilio Vaticano II, que la Iglesia no es estática sino que camina en la historia y su meta última es el Reino de los cielos.

“Como bien afirma el Concilio Vaticano II, la Iglesia no es una realidad estática, sino que camina continuamente en la historia hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los Cielos, del cual la Iglesia es en la tierra su semilla y su inicio”.

El paraíso no es un lugar, sino un estado donde todas nuestras esperanzas serán colmadas en una nueva creación.

“Esto es el ‘Paraíso’, que no es un lugar sino un ‘estado’, donde nuestras esperanzas serán verdaderamente colmadas, en una nueva creación, con plenitud de ser, verdad y belleza, libre de todo mal y de la misma muerte”.

Por último el Papa habló sobre su viaje a Turquía y saludó a los cristianos de Oriente Medio.

Audiencia general, Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy reflexionamos sobre la Iglesia que peregrina hacia el Reino. El Reino ya está dentro de nosotros. Vamos caminando hacia el encuentro con Dios, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que es la plenitud del Reino.

Como bien afirma el Concilio Vaticano II, la Iglesia no es una realidad estática, sino que camina continuamente en la historia hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los Cielos, del cual la Iglesia es en la tierra su semilla e y su inicio. En este camino, es hermoso percibir la comunión entre la Iglesia del cielo, que nos sostiene con su intercesión, y nosotros, que en la Eucaristía estamos invitados a ofrecer oraciones por las almas que se encuentran a la espera de la felicidad eterna. Desde la perspectiva cristiana, la distinción ya no es entre quien está muerto o quien no lo está, sino entre quien está con Cristo y quien no está con Cristo; éste es el elemento fundamental y decisivo para nuestra felicidad.

Aunque no sabemos el tiempo en el que llegará el fin de todo lo creado, sabemos por la Revelación que Dios nos prepara una nueva tierra, donde habitará la justicia y la felicidad saciará de manera sobreabundante los deseos del corazón del hombre. Esto es el “Paraíso”, que no es un lugar sino un “estado”, donde nuestras esperanzas serán verdaderamente colmadas, en una nueva creación, con plenitud de ser, verdad y belleza, libre de todo mal y de la misma muerte.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, así como a los venidos de otros países latinoamericanos. Conscientes del don maravilloso de pertenecer a la Iglesia, pidamos a la Virgen María, nuestra Madre del cielo, que nos acompañe siempre y nos ayude a ser, como ella, signo gozoso de esperanza para nuestros hermanos. Muchas gracias.

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