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La absolución del crimen de aborto

¿Qué es una excomunión?

A la Iglesia católica pertenecemos por el Bautismo y por la profesión de la fe. Profesar la fe significa practicar públicamente la fe católica sin negarla o avergonzarnos de ella. Muchos bautizados ya no practican su religión, pero siguen perteneciendo a la Iglesia por su ignorancia y por la falta de conciencia de su falta. En cambio, cuando algún católico conscientemente se aparta de la Iglesia por adherirse a otra o por ya no considerarse católico, entonces ha roto la comunión con la Iglesia, se ha excomulgado.

Cuando esta falta es pública e implica proselitismo, la autoridad de la Iglesia platica con el que comete la falta y lo llama a la reconciliación; si no hace caso, entonces la autoridad declara la excomunión del que ya se había separado de la Iglesia.

Pero hay excomuniones que no se declaran, que comienzan en el momento mismo en que se realiza una falta gravísima y hacen que el que la comete quede fuera de la comunión de la Iglesia.

Una de esas faltas es el cometer aborto. La que culpablemente aborta y todos los que participan en ese aborto, incluyendo a los médicos y enfermeras que lo realizan, están excomulgados.

No se considera en este rubro falta grave los abortos no buscados.

De este modo la autoridad de la Iglesia hace ver lo grave que es el crimen de asesinar a un niño antes de nacer, aunque las autoridades civiles proclamen que la mujer tiene derecho a matar a su hijo durante las primeras semanas de concebido. Esa es la eterna lucha de la Iglesia por la vida, ya que consideramos los católicos que la vida humana inicia en el momento de la concepción.

La excomunión hace que una persona deje de pertenecer a la Iglesia Católica y deje de recibir los sacramentos mientras no haya un arrepentimiento sincero de su crimen.

Perdonar la excomunión es papel del Papa y del Obispo. El Obispo puede designar a algunos sacerdotes para poder levantar la excomunión.

En caso de peligro de muerte, cualquier sacerdote puede y debe perdonar cualquier excomunión.

Los tiempos de misericordia

Las mujeres no abortan por gusto. Abortan porque en su angustia es la única solución que encuentran a sus problemas. Abortar trae consigo verdaderos traumas físicos y mentales que causan un problema a veces más grave que el que se trataba de solucionar. La mujer que aborta enfrenta graves problemas de conciencia que se agravan cuando sabe que está excomulgada. Cuando se acerca, por fin, al sacerdote, lo hace esperando el perdón de Dios. ¡Qué difícil para un sacerdote común y corriente el tener que negar la absolución y el tener que encausar a la penitente hacia algún otro sacerdote delegado por el obispo que sí pueda absolverla!

Comprendiendo esto, los obispos de cada diócesis acostumbran pedir a todos sus sacerdotes que absuelvan esta excomunión durante el tiempo de Cuaresma. El Papa Francisco, que es un buen pastor, que actúa como un viejo párroco, extendió esa delegación a todos los sacerdotes a lo largo de todo un año, el año del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, y entonces los sacerdotes comunes y corrientes agradecimos ese poder perdonar la excomunión del aborto, para bien de nuestros feligreses. Como buen pastor, el Papa decide que esa delegación se prolongue indefinidamente, para hacer más fácil acercarse a la confesión a quienes se arrepienten de haber abortado. Esto nos gusta a todos los sacerdotes.

¿Ya no hay excomunión?

El mismo Papa se apresura a aclarar que la pena de excomunión sigue presente por la maldad especial del crimen de aborto. Sigue siendo un pecado grave que separa al que lo comete de la pertenencia a la Iglesia Católica. Sigue siendo un pecado reservado al Papa y al Obispo, pero el Papa extiende la delegación de perdonarlo a todos los sacerdotes por un tiempo que no definió.

No es, por lo tanto, un intento del Papa por “comprender”, así, entre comillas, al mundo moderno que en eso se aparta de la ley natural y de la ley de Dios que dice muy claramente “No matarás”.

En la Iglesia hay lugar, sobre todo, para los pecadores a los que vino a sanar Cristo Jesús como Divino Médico.

Perdonar una excomunión implica un verdadero arrepentimiento y el propósito firme de reparar el daño cometido, sobre todo el de escándalo.

Los sacerdotes agradecemos al Papa Francisco el que haya dejado muy abiertas las puertas de la misericordia de Cristo.

@voxfides

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