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Congregación mantiene vivo Evangelio de la compasión en Iztapalapa

San Luis Guanella (1842-1915), fundador de la Orden de los Siervos de la Caridad, es reconocido por la Iglesia como un hombre que durante su vida encarnó el Evangelio de la caridad.

Su labor pastoral sigue viva en diversos países de Europa y América, y se caracteriza por haberse consolidado en una orden cuyo carisma le permite acercarse a los más pobres y abandonados, a quienes se atiende con un sentido paternal. En esta ocasión, el Padre Ángel, quien es miembro de esta orden, habla al respecto.

Explica el sacerdote que aproximadamente en los años 60 del siglo XX la orden fue invitada por la Fundación de Ayuda para el Débil Mental a colaborar en la atención de personas con problemas cognitivos. “Ya las Hermanas Hospitalarias tenían operando dos centros de atención para personas con discapacidad, pero en ellos se atendía a personas sólo del sexo femenino. La Fundación necesitaba atender también al sector masculino y se pusieron a buscar quién pudiera llevar adelante esa misión”, dice.

Precisó que fue el Superior Provincial, Padre Tito Credaro, quien envió a dos religiosos. “Ellos llegaron a México, pero pronto se dieron cuenta de la realidad y problemas de la Colonia San Miguel Teotongo, en la Delegación Iztapalapa, un lugar caracterizado por los asentamientos irregulares, la pobreza, la tensión social y la falta de atención pastoral”.

Narró que los padres alquilaron una pequeña vivienda y por 10 años se mantuvieron conviviendo con la comunidad, conociendo sus problemas y trabajando con la gente. Posteriormente se inició la misión formal de ayuda en la zona y se utilizó como plataforma la Parroquia, donde se coordinó una red de 10 capillas.

El servicio carismático estuvo dirigido en un principio a trabajar con los chavos banda, a quienes se les atendió pastoralmente. Luego, el servicio se amplió a los adultos mayores y personas con discapacidad con la creación de espacios donde se les brindaba cobijo y alimento. Desde ahí se ha logrado tener centros de atención, guarderías y espacios de promoción humana donde se ofrecen servicios de terapia, lengua y educación.

Hoy, 30 años después, la obra de Guanella no sólo atiende pastoralmente parte de la colonia con las capillas repartidas por el barrio, sino que también cuida de personas con discapacidad y de todos aquellos que se acercan a recibir una atención que por sus recursos propios no podrían obtener.

Sobre las dificultades que han encontrado a lo largo del camino, el Padre Ángel explica que la orden siempre se ha sentido muy apoyada por la gente, y es que muchos de los proyectos han surgido con el apoyo de la población, a veces los religiosos ponen los materiales, pero las personas ofrecen su trabajo de forma gratuita.

“La gente se ha identificado mucho con nosotros, la colonia tiene un fuerte aprecio a la obra de Guanella, pues son más de 30 años los que hemos estado aquí. La única dificultad que se nos ha presentado es de tipo económico; sin embargo, fuera de ese problema, siempre hemos recibido el apoyo de la gente”, concluyó.

@voxfides

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