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Continuemos conociendo de cerca a Joseph Ratzinger, en esta entrega sabremos cuál fue el motivo por el cual Juan Pablo II lo llamó para ser quien cuidara de la fe de la Iglesia y cómo el hubo de aceptarlo aún cuando ya pensaba en su retiro.
La santidad es un ofrecimiento de la propia vida por los demás, sostenido hasta la muerte.
En la vida no es necesario tenerlo todo bajo control. Basta con elegir cada día amar con libertad, para ser felices.
Se dice que la esperanza es lo que hace que sigas respirando, incluso cuando la presión de la vida te está asfixiando. Pero esa esperanza ha de estar bien apoyada en algo verdadero y confiable.
Recordemos que la boca habla de lo que está lleno el corazón.
El perdón libera a quien lo ofrece, pues disuelve el resentimiento, devuelve la paz, aunque el otro no lo acoja.
