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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Aprovechar tiempo de conversión / Dar nuestra monedita

1) Para saber

Esta Cuaresma, dentro del Año de la Misericordia, es un tiempo oportuno para nuestra conversión. La Iglesia nos invita a acercarnos a Dios, a su misericordia, para recibir su amor y perdón. Dice el Papa Francisco que “siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia: Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es más, Misericordia es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad”.

Contemplamos la misericordia de Dios cuando contemplamos a Jesucristo, pues, como dice el Papa, Jesús es el rostro de la misericordia del Padre. Dios Padre nos envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor.

2) Para pensar

Hay que tener en cuenta que en la obra de nuestra conversión, Dios hace el noventa y nueve por ciento, pero hay algo, aunque sea un poco, que debemos hacer nosotros.

Un relato ambientado en la Edad Media nos ejemplifica todo lo que Dios hace por nosotros.

Sucede que el ministro de un Rey muy poderoso sale a un país extranjero y ahí tiene un accidente en que estropea una obra de arte de hace muchos siglos sumamente valiosa, valuada en cien mil monedas de oro, más mil monedas de plata y 100 monedas de cobre. El ministro no tiene ninguna posibilidad de pagarla, aun vendiendo todos sus bienes y entregarse como esclavo; ni trabajando toda su vida podría saldar la deuda.

Las leyes de ese país declaraban que de no pagarse la deuda completa el culpable deberá ser ahorcado en la plaza de la ciudad. El Rey se entera de lo sucedido a su ministro y le envía inmediatamente las cien mil monedas de oro. Sin embargo, como no se completó la cantidad lo llevan a la plaza para ejecutarlo. La madre del Rey acude a salvarlo y, compadeciéndose, ofrece las mil monedas de plata. Pero aún falta para completar y el verdugo inflexible se dispone a ejecutar la sentencia.

Las personas del pueblo también quieren salvarlo y reúnen varias monedas de cobre, logrando reunir noventa y nueve, pero… todavía falta una pequeña moneda de cobre para saldar la deuda y sin ella, morirá el condenado. No es posible que por una moneda pierda la vida. El propio condenado busca desesperadamente en sus bolsillos y encuentra al fin que tiene una pequeña moneda de cobre que entrega al verdugo ante la algarabía de la multitud. ¡Está salvado!

El relato tiene su explicación: la deuda es la debida por los pecados cometidos; el Rey representa a Cristo que paga casi todo; la reina es la Virgen María y los del pueblo que colaboran son los santos, cuyas monedas realmente tienen su origen en el Rey, en Cristo. Y la pequeña moneda representa nuestros actos de arrepentimiento, que cada uno ha de poner, para abrirse a la misericordia de Dios y recibir el perdón.

3) Para vivir

Conversión no indica el paso de un lugar a otro, sino precisamente de un modo de vivir a otro. Nadie está excluido de la posibilidad de cambiar. Nadie puede ser dado por irrecuperable, pero hay que entregar esa “pequeña moneda” que nos impide volver a Dios. Hemos de descubrir en esta Cuaresma, en qué consiste esa monedita que hemos de entregar para que el Señor derrame su abundante misericordia en nuestros corazones.

 

 

@voxfides

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