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Caminemos juntos como discípulos y misioneros
El verdadero sentido de la Navidad

La Navidad es la celebración del mayor acontecimiento histórico

Aunque ahora se ha ido perdiendo un tanto esta idea, la realidad es que la celebración del nacimiento de Jesús es un hecho que universalmente se fue aceptando como el gran acontecimiento histórico al grado que los calendarios y sus referencias al pasado situaron el nacimiento de Jesús como el año cero, esto fue promovido desde el siglo IV por un monje llamado Dionisio y se generalizó durante el siglo XI en Europa, y a partir de entonces se habló de lo acontecido antes y después de Cristo, aunque hoy ante una corriente de un laicismo anticristiano se pretende cambiar dicha nomenclatura.

Pero para nuestra cultura occidental a la cual estamos insertados los mexicanos la influencia de las celebraciones de la Navidad han constituido una parte muy importante de nuestro acontecimiento social, independientemente de tener o no fe en lo que proclama la Iglesia de que Jesús es el salvador.

La mexicanización de la Navidad se vio muy impulsada por las llamadas posadas, las posadas son una serie de festividades que se llevan a cabo en México desde tiempos de la Colonia. Su origen es de carácter religioso, en el que se representa el peregrinar de José y María en su camino a Belén, pero desde finales del siglo XVIII forman parte de la cultura popular al ser organizadas por las familias con los tradicionales cantos, rezos y las piñatas de siete picos, los dulces y platillos exquisitos, que después fueron perdiendo en muchos casos su sentido tradicional y se convirtieron en simples fiestas.

Hoy sin embargo nos encontramos frente a una situación completamente inédita e inimaginable al principio de este año, y todo el enfoque de las fiestas navideñas deberá ser completamente diferente, y sobre todo porque es precisamente en estos días cuando la pandemia del COVID-19 ha tomado una fuerza relevante sembrando gran preocupación en la mayor parte de la sociedad, no solamente de México sino del mundo entero.

De ahí que sería muy bueno replantearnos dos cosas; en primer lugar la oportunidad de recordar el auténtico sentido de la Navidad, para los creyentes como una enorme oportunidad de profundizar en el sentido de lo que significa el recuerdo de la venida de Jesús desde el punto de vista espiritual y de la realidad de la vida de cada uno, pero para la sociedad no creyente o distante de la fe no deja también de ser una gran oportunidad para reflexionar sobre las características humanas del mensaje de Jesús en el orden del amor al prójimo, que se debería reflejar en una situación de paz, de justicia y de orden que necesariamente nos conduciría a una sociedad con mayores oportunidades de progreso y mejor calidad de vida para todos.

Los medios electrónicos nos proporcionan la oportunidad de permanecer en contacto con nuestros parientes y amigos inclusive de forma visual, y aunque desde luego nunca será lo mismo que la presencia física, al menos nos permite una cierta cercanía y el intercambio de ideas y de mensajes de amistad y amor que nos permitirán compartir estas fiestas navideñas.

Deseo a todos que el espíritu renovador que trajo Jesús al mundo nos mueva a trabajar por ser mejores personas, y nos impulse a comprometernos también en luchar porque la paz y la justicia se hagan una realidad, y podamos ejercer una influencia vigorosa y positiva para que los gobernantes asuman las decisiones que sean para provecho de los ciudadanos y no solamente de los que se encuentran en el poder.

 

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