El lunes 21 de diciembre, el Papa Francisco se reunió con el personal que labora en el Vaticano, al cual agradeció su trabajo bien hecho, con frecuencia escondido y silencioso; pero también aprovechó la ocasión para “pedirles perdón por los escándalos que ha habido en el Vaticano”.
El Papa subrayó que los seres humanos necesitamos algún incentivo, algún reconocimiento, ya que “no somos máquinas”, y les dijo: “vamos hacia delante, en los ámbitos de trabajo, colaborando juntos, con paciencia, buscando ayudarnos uno al otro”.
Y en cuanto a los escándalos recientes en el Vaticano, ahondó: “pero quisiera que mi y su actitud, especialmente en estos días, sea sobre todo aquella de rezar, rezar por las personas involucradas en estos escándalos, para quien se ha involucrado se arrepienta y pueda reencontrar el justo camino”.
No obstante, el Santo Padre dedicó más tiempo a recomendarles a sus colaboradores que cuiden “la planta de su matrimonio”, así como que procuren la relación con sus hijos, priorizando las personas a las cosas, que hablen con ellos y les pregunten sus opiniones. Recordó una vez más la importancia de los abuelos y destacó que los hijos no sólo necesitan cosas, sino que los amen, pero que también que los cónyuges se amen, lo cual es un gran testimonio para ellos.
El Papa señaló que las peleas en la familia son normales, pero que nunca se debe ir a la cama sin hacer las paces. Mencionó: “¿Han hecho la guerra durante el día?, ¿la guerra caliente? No dejen que esa guerra se haga fría, porque la guerra fría del día siguiente es más peligrosa que la guerra caliente. ¿Entienden? Hacer la paz en la noche siempre”.
Finalmente, destacó que el Jubileo ha de ser vivido en la familia, “no sólo en los grandes eventos”, y reiteró tanto su agradecimiento como sus disculpas, así tampoco omitió pedir que rezaran por él.
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