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Ángelus 29 de junio 2015

Papa: María, Pedro y Pablo, nuestras guías en el camino de la fe

Después la celebración litúrgica de los santos Pedro y Pablo, el Papa Francisco en el Ángelus del lunes 29 de junio mencionó que estos dos apóstoles guardan un fuerte vínculo con María, imagen viva de la Iglesia.

 

Papa Francisco.- “María, Pedro y Pablo son nuestros compañeros de viaje en la búsqueda de Dios; son nuestras guías en el camino de la fe y la santidad; ellos nos impulsan hacia Jesús, para hacer todo lo que Él nos pide. Invoquemos su ayuda para que nuestro corazón esté siempre abierto a las sugerencias del Espíritu Santo y al encuentro con los hermanos”.

 

Asimismo, el Obispo de Roma pronunció una oración por el bienestar espiritual y material de Roma, que siente un especial afecto y reconocimiento por los santos Pedro y Pablo, quienes son patrones de esta ciudad.

 

Papa Francisco.- “Nuestra oración hoy es sobre todo por la ciudad de Roma, por su bienestar espiritual y material. La gracia divina sostenga a todo el pueblo romano, para que viva en plenitud la fe cristiana, que testimoniaron con intrépido ardor los santos Pedro y Pablo. Que interceda por nosotros la Santísima Virgen, Reina de los Apóstoles”.

 

Al finalizar el Ángelus, el Santo Padre saludó a los miles de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro y expresó a la población de Ecuador, Bolivia y Paraguay su alegría de viajar la próxima semana a estos tres países.

 

Papa Francisco.- “La semana próxima, del 5 al 13 de julio, parto hacia Ecuador, Bolivia y Paraguay. Les pido a todos ustedes que me acompañen con la oración, para que el Señor bendiga este viaje al continente de América Latina tan querido para mí, como se pueden imaginar”.

 

Texto completo:

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Como sabéis, la Iglesia universal celebra hoy la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, pero esta se vive con una alegría particular en la Iglesia de Roma, porque en su testimonio, sellado con la sangre, tiene sus propios cimientos. Roma siente especial afecto y reconocimiento por estos hombres de Dios, que vinieron de una tierra lejana a anunciar, a costa de su vida, aquel Evangelio de Cristo al que se habían dedicado totalmente.

 

La gloriosa herencia de estos dos apóstoles es motivo de orgullo espiritual para Roma y, al mismo tiempo, es una llamada a vivir las virtudes cristianas, de modo particular la fe y la caridad. La fe en Jesús cual Mesías e Hijo de Dios, que Pedro profesó primero y que Pablo anunció a la gente; y la caridad, que esta Iglesia está llamada a servir con horizonte universal.

 

En la oración del Ángelus, en el recuerdo de los santos Pedro y Pablo, asociamos el de María, imagen viva de la Iglesia, esposa de Cristo, que los dos apóstoles “fecundaron con su sangre”.

 

Pedro conoció personalmente a María y en su diálogo con ella, especialmente en los días que precedieron Pentecostés, pudo profundizar el conocimiento del misterio de Cristo. Pablo, al anunciar el cumplimiento del plan salvífico “en la plenitud de los tiempos”, no dejó de recordar a la “mujer” de la que el Hijo de Dios había nacido en el tiempo.

 

En la evangelización de los dos apóstoles aquí, en Roma, también están las raíces de la profunda y secular devoción de los romanos a la Virgen, invocada especialmente como Salus Populi Romani. María, Pedro y Pablo son nuestros compañeros de viaje en la búsqueda de Dios; son nuestras guías en el camino de la fe y la santidad; ellos nos impulsan hacia Jesús, para hacer todo lo que Él nos pide. Invoquemos su ayuda para que nuestro corazón esté siempre abierto a las sugerencias del Espíritu Santo y al encuentro con los hermanos.

 

En la celebración Eucarística, que tuvo lugar esta mañana en la basílica de San Pedro, he bendecido los palios de los arzobispos metropolitanos nombrados en el último año, procedentes de varias partes del mundo. Renuevo mi saludo y mis felicitaciones a ellos, a sus familiares y a cuantos los acompañan en esta significativa circunstancia, y deseo que el palio, además de acrecentar los lazos de comunión con la Sede de Pedro, sea un aliciente para un servicio cada vez más generoso a las personas encomendadas a su celo pastoral.

 

En la misma liturgia, tuve el placer de saludar a los miembros de la delegación que ha venido a Roma en nombre del patriarca ecuménico, el queridísimo hermano Bartolomé I, para participar, como cada año, en la fiesta de los santos Pedro y Pablo. También esta presencia es signo de los vínculos fraternos existentes entre nuestras Iglesias. Recemos para que se refuerce entre nosotros el camino de la unidad.

 

Nuestra oración hoy es sobre todo por la ciudad de Roma, por su bienestar espiritual y material. La gracia divina sostenga a todo el pueblo romano, para que viva en plenitud la fe cristiana, que testimoniaron con intrépido ardor los santos Pedro y Pablo. Que interceda por nosotros la Santísima Virgen, Reina de los Apóstoles.

 

Después del rezo de Ángelus:

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Saludo a todos, a las familias, parroquias, asociaciones procedentes de Italia y de tantas partes del mundo. Pero sobre todo hoy ¡saludo a los fieles de Roma, en la fiesta de los santos patronos de la ciudad!

 

Saludo a los estudiantes de algunas escuelas católicas de los Estados Unidos de América y de Escocia.

Me congratulo con los artistas que han realizado un gran y hermoso despliegue floral, allí, y agradezco a la “Pro Loco” de Roma por haberlo promovido. ¡Muchas gracias!

 

Felicidades también por el tradicional espectáculo pirotécnico que tendrá lugar esta noche en el Castillo del Santo Ángel (Castel Sant’Angelo), cuya recaudación sostendrá una iniciativa caritativa en Tierra Santa y en los países de Oriente Medio.

 

La semana próxima, del 5 al 13 de julio, parto hacia Ecuador, Bolivia y Paraguay. Les pido a todos ustedes que me acompañen con la oración, para que el Señor bendiga este viaje al continente de América Latina tan querido para mí, como se pueden imaginar. Expreso a la querida población de Ecuador, de Bolivia y de Paraguay mi alegría por encontrarme en su casa, y les pido a ustedes, de manera especial, que recen por mí y por este viaje, para que la Virgen María nos dé la gracia de acompañarnos a todos con su materna protección.

 

Os deseo a todos una buena fiesta. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

 

 

@voxfides


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