Virtudes y vicios (10). “Eres tan vanidoso”
La persona vanidosa cree que su persona, sus logros y sus éxitos deben ser mostrados a todo el mundo: es un perpetuo mendigo de atención.
La persona vanidosa cree que su persona, sus logros y sus éxitos deben ser mostrados a todo el mundo: es un perpetuo mendigo de atención.
La persona vanidosa cree que su persona, sus logros y sus éxitos deben ser mostrados a todo el mundo: es un perpetuo mendigo de atención.
Después del camino cuaresmal, toca el turno a los días santos donde acompañamos a Jesús en su pasión, muerte y Resurrección.
En la base de la envidia hay una relación de odio y amor: uno quiere el mal del otro, pero en secreto desea ser como él.
La oración es un gran sustento para el trabajo de la voluntad y, sobre todo, para la familia y para papá.
La fe se mantiene y crece, a pesar de la oscuridad que ciega, pues sigue humildemente apoyándose y confiando en Jesús, que nunca nos abandona.
Habrá que saber detectar la tristeza mala e impedir el pesimismo o el egoísmo que difícilmente se cura.
La oración, la limosna y el ayuno nos ayudan a vaciarnos y liberarnos de los apegos que nos aprisionan.
La ira es un vicio que destruye las relaciones humanas, no acepta la diversidad del otro.
Debemos recordar que no hay amor más grande que el que da la vida por sus hermanos, sobre todo los que están más necesitados
La avaricia corrompe la voluntad del hombre inclinándolo a poner su corazón en los bienes materiales.
Orar, orar mucho para liberar muchas mentes de esas posesiones que llevan los hombres a hacer el mal por el mal mismo.