huellas
Caminemos juntos como discípulos y misioneros

El Adolescente Juan (3)

Te presentamos ahora, amigo(a) lector(a) otro fabuloso libro del Padre Carlos Chávez Shelly: “El adolescente Juan”, dirigido –como él mismo lo dice– a los jóvenes, quienes pueden ver en Juan evangelista, el adolescente, una vida testimonial que les puede ser enriquecedora. (Parte 3)

3. LA DEFINITIVA

Juan y Andrés regresaron a sus casas, con sus familias, pero heridos de muerte.

A los pocos días Jesús pasaba junto al lago de Galilea, vio a Simón (que sería Pedro) y a Andrés su hermano, que echaban las redes en el mar, pues también eran pescadores. Jesús les dijo:

– “Síganme y los haré pescadores de hombres”.

Al instante, dejando las redes le siguieron. Y avanzando un poco más vio a Santiago y a Juan su hermano, que estaban también en la barca remendando sus redes. Y en seguida los llamó:

– “Síganme y os haré pescadores de hombres”.

Y, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.

No dudaron, no dudó Juan. Para seguir a Cristo no hay que dudar.

Probablemente Juan ya le había hablado a su padre Zebedeo de Jesús. “Cosas de muchachos, adolescentes, idealistas… mis hijos son muy buenos…”, ha de haber pensado el buen papá. Y ”se fueron tras Él” y ya no aparecieron más. Así hay que hacer, aunque tengas 15 años y estás seguro de la llamada. Y a pesar de  Noemí y a Sara y…

San Josemaría escribe atinadamente en Camino 799:

“Lo que a ti te maravilla, a mí me parece razonable. –¿Que te ha ido a buscar Dios en el ejercicio de tu profesión?
Así buscó a los primeros: a Pedro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a las redes; a Mateo, sentado en el banco de los recaudadores…
Y, ¡asómbrate!, a Pablo, en su afán de acabar con la semilla de los cristianos”.

En la siguiente vez que aparece Juan en escena, a los tres días lo encontramos brindando en una boda, en Caná, un pueblito de Galilea. Estaban Jesús y su madre la Santísima Virgen María y SUS DISCIPULOS. Es decir, Juan ya era DISCIPULO (según Wikipedia, DISCIPULO es un aprendiz o alumno de un Maestro, seguidor de un Fundador de una religión); es decir, Juan ya se había comprometido (¡qué hermosa palabra!) definitivamente, con Jesús. Como bien sabes, allí realizó Jesús su primer milagro: transformar grandes tinajas de agua en vino.

Acabado el banquete ¿qué hace Jesús?: descendió a Cafarnaúm. Y Juan ¿qué hace? Con toda probabilidad sigue a Jesús. Del mismo modo que la vida oculta de Jesús en Nazaret se ha terminado con semejante portento, la de Juan, humilde pescador de Betsaida, se inscribe ahora en el surco de Cristo (¡inscribirse en el Surco de Cristo, qué bella expresión!). De lo contrario, ¿cómo se explicaría que Juan pudiese convertirse en el cronista, el transmisor escrupuloso de sus palabras? ¿De la vida y milagros de Jesús? No lo dudemos: lo acompaña a todas partes. Así pues, Juan abandonó al Bautista, su primer maestro, para seguir a Jesús. En adelante ya no se separará de Él.

Para reflexionar:

1. SE FUE TRAS ÉL.

2. EN EL EJERCICIO DE SU PROFESION: APRENDIZ DE UN MAESTRO.

3. COMPROMETIDO.

4. TRANSMISOR DE SUS PALABRAS.

5. EN ADELANTE YA NO SE SEPARARÁ DE ÉL.

@voxfides

Artículos Relacionados